“Es uno de los grandes retos”, así define la inclusión educativa Javier Güemes, director de relaciones internacionales del Grupo Social ONCE y vicepresidente de la Fundación ONCE para América Latina (España), quien estuvo de visita en Chile durante la Conferencia “Educación sin Barreras” de Zero Project.
En la oportunidad, pudimos conversar con él y conocer más sobre su opinión respecto a este tema, la experiencia de Fundación ONCE para transitar desde la inclusión educativa a la laboral y la importancia de apostar por estos temas.
¿Cómo se puede avanzar en materia de educación inclusiva?
Ese es uno de los grandes retos. Yo no tengo la solución, pero sí que creo que hay varias áreas que hay que explorar. El mundo educativo está en una revisión en su globalidad y desde luego la educación inclusiva tiene que ser una pieza dentro de ese análisis global de cambio de modelo educativo y lo que está claro es que la educación inclusiva no puede aportar segregación en ese debate.
La educación inclusiva tiene que aportar ideas que unan la inclusión con la excelencia, con la calidad, que una la inclusión con la igualdad, con la diversidad, es decir, que dentro de todo gran debate global que hay sobre el cambio educativo, la educación inclusiva sea una pieza y que las personas, niños y niñas con discapacidad que se están formando en los colegios, formen parte de esa nueva forma de entender los valores educativos y eso es un esfuerzo colectivo, lo tienen que utilizar los profesionales, las familias, etc.
¿Cuál ha sido la experiencia de Fundación ONCE en la materia? Y en base a esta trayectoria ¿Qué debe ser primero, la inclusión educativa o laboral?
En ONCE hemos apostado por la inclusión educativa hace muchísimos años. ONCE en España, hace más de 40 años, tenía colegios especiales para niños y niñas ciegas, esos colegios se cerraron y se transformaron en centros de recursos, con la idea de que un niño o una niña no puede dejar su familia, su comunidad, su entorno, forzada porque no encuentra una manera de poder estudiar.
Entonces, los centros de recursos educativos respetan -de alguna manera- la preferencia de la familia, la situación de la persona, aportan los conocimientos necesarios para que en la educación ordinaria un niño o una niña ciega, pueda estudiar como los demás.
Para nosotros, como ONCE, desde luego la creación de centros de recursos ha sido la base sobre la cual hemos construido luego un proyecto de vida de las personas ciegas y con baja visión en España.
A partir de ahí, como no siempre existe, hay que trabajar mucho en el mundo del empleo, porque hay muchas personas con discapacidad que llegan con una falta de conocimiento necesario para integrarse en el medio laboral, entonces tiene que seguir trabajando ahí, para igualar de alguna manera la capacidad de ambos.
¿Qué mensaje puede transmitir a las instituciones en Chile y América Latina?
Creo que el único mensaje que puedo decir es que no hay que tener miedo a la inclusión, a la inclusión educativa.
Lo he dicho anteriormente, creo que muchas veces se afrontan los cambios desde muchos temores, desde muchas inseguridades, desde muchas dudas sobre la capacidad de las personas para poder responder de manera eficaz a la inclusión y yo creo que hay que evitar eso, hay que olvidarlo, hay que dar el paso, hay que apostar, hay que tener liderazgo político y si eso se consigue, muy presionado por la sociedad civil, que la sociedad civil debe estar muy unida en este tema, no puede haber dudas, hay que estar muy comprometido con la inclusión. Yo creo que merece la pena.